Las metodologías activas se han popularizado en los últimos años, poniendo al estudiante en el centro del aprendizaje y haciendo que éste sea más autónomo y participativo. Sin embargo, la gamificación, el Aprendizaje Basado en Proyectos o la ‘clase al revés’ tienen su origen en el siglo XIX y el cambio de mentalidad de un pedagogo suizo. A continuación te contamos en qué consisten y cómo se pueden aplicar en clase.
Las metodologías activas son un conjunto de métodos, técnicas y estrategias que ponen al alumno de cualquier nivel educativo en el centro del aprendizaje, fomentan el trabajo en equipo e incentivan el espíritu crítico, dejando a un lado los procesos memorísticos de repetición de los contenidos que se imparten en clase; una forma de trabajar que prepara al alumnado para situaciones de la vida real y para su vida profesional.
Aunque el término resuena con fuerza en el sistema educativo actual, lo cierto es que las metodologías activas surgieron en el siglo XIX, con la aparición del movimiento de renovación educativa ‘Escuela Nueva’ o ‘Nueva Educación’ creado por el pedagogo suizo Adolphe Ferrière, que proponía un cambio en la escuela tradicional a favor del estudiante y su método de aprendizaje.
Son variadas las técnicas que pueden ser utilizadas en el aula siguiendo los principios de las metodologías activas, como por ejemplo:
El juego a través de la gamificación
La cooperación entre compañeros con el Aprendizaje Cooperativo
La resolución de problemas mediante el Aprendizaje Basado en Problemas
La creación de proyectos con el Aprendizaje Basado en Proyectos
El fomento del pensamiento crítico a través del Aprendizaje Basado en el Pensamiento
Con aplicación desde Educación Infantil hasta la etapa universitaria, de ellas también cabe destacar la utilidad en este último nivel educativo, en el que el contenido es más complejo y denso.
En el estudio ‘Percepción de los estudiantes sobre el desarrollo de competencias a través de diferentes metodologías activas’ realizado en la Universidad de León, se analizó la percepción de 280 estudiantes en el desarrollo de distintas competencias (como las instrumentales, las sistemáticas y las personales) con la aplicación de cinco metodologías activas: Aprendizaje Basado en Problemas, estudios de casos, estudio compartido, estudio dirigido y método de expertos). Los resultados arrojaron que cada una de las metodologías suponía un estímulo en la adquisición de distintas competencias que influyen en el aprendizaje, como el trabajo en equipo o el desarrollo de competencias lingüísticas, entre otros.
Esta forma de aprendizaje supone para los estudiantes una participación activa en los contenidos que reciben por parte del docente. Todo ello en forma de problemas a los que deben encontrar una solución.
La aplicación de las metodologías activas supone una serie de beneficios para el desarrollo de la autonomía del alumnado, una mayor motivación por el aprendizaje de nuevos conocimientos y la adquisición de nuevas habilidades en torno al trabajo en equipo. Asimismo, las metodologías activas cuentan con una serie de componentes que describieron tres investigadores de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos -David W. Johnson, Roger T. Johnson y Karl A. Smith- en el año 2000.
En el manual ‘Active Learning: Cooperation in the College Classroom’ establecieron distintos componentes con los que aplicar las metodologías activas: el escenario (donde se establece el caso o problema a tratar), trabajo en grupo (reparto de tareas y desarrollo de trabajo grupal e individual), solución de problemas (con instrucciones previas por parte del docente), descubrimiento de nuevos conocimientos (los estudiantes deben reflexionar sobre qué saben y qué necesitan saber para resolver la cuestión) y basado en el mundo real (pudiendo encontrar varios caminos que lleven hasta la solución del problema).
Con las metodologías activas, el profesorado tiene la oportunidad de ‘personalizar’ el aprendizaje en el aula e involucrar de forma directa al alumnado. En unas, el estudiante alcanza los objetivos académicos mediante la cooperación con el resto del grupo; en otras el alumnado aprende jugando o profundizando de manera individual en los contenidos teóricos.
Entre las metodologías activas más populares se puede destacar la Flipped Classroom, o ‘Clase al revés’, que combina los espacios de trabajo del estudiante en el aula y en casa: los contenidos teóricos se realizan en casa mientras que las actividades creativas se llevan a cabo en clase. Rosa Liarte, docente de Geografía e Historia, cuenta en su blog con distintos recursos y herramientas para aplicar esta metodología en el aula.
Otra metodología activa muy extendida y de la que ya hemos hablado con anterioridad es la Gamificación con la que se lleva a cabo una dinámica basada en el juego implicando al alumno a través de una serie de objetivos que tiene que superar. Mediante la recompensa, la competición o el cooperativismo, las actividades gamificadas pretenden que los estudiantes desarrollen la motivación por la tarea o la ayuda mutua con sus compañeros.
Un ejemplo de ello puede ser el proyecto llevado a cabo en el colegio madrileño Ciudad de Badajoz que, a través de la obra ‘Charlie y la Fábrica de chocolate’ de Roald Dahl, animó a los estudiantes de 1º de Primaria a superar una serie de misiones relacionadas con las materias, con el objetivo de obtener los ‘Golden Tickets’ que en la historia daban acceso a la fábrica de Willy Wonka.
El Aprendizaje Cooperativo, por otro lado, trata de que cada uno de los estudiantes consiga sus propios objetivos académicos en colaboración con los demás compañeros, es decir, las tareas se realizan en grupo y todas las decisiones deben ser deliberadas en conjunto. Para ello existen diversas herramientas digitales, como Classroomscreen o Padlet que ayudan a los docentes a organizar las tareas en torno a este aprendizaje.
Para finalizar, otra de las metodologías activas popular en el ámbito educativo es el Aprendizaje Basado en Proyectos, con el que la clase se divide en grupos de trabajo y cada uno de ellos tiene que investigar un tema que puede estar basado en problemas reales y teniendo que dar una solución al mismo. Una metodología que puede ponerse en práctica, por ejemplo, para conocer la ciudad en la que se encuentra el centro escolar. Así lo hicieron en el colegio Senara, en Madrid, que a través de la pregunta: ‘¿Qué conoces de Madrid?’ los estudiantes desarrollaron su conocimiento sobre su ciudad de manera transversal y en todas las asignaturas.
Metodologías activas (Universidad Politécnica de Valencia.)
Manual ‘Active Learning: Cooperation in the College Classroom’
Servicio de Asesoramiento Educativo de la Universidad del País Vasco
Proyecto de ABP (Educacion 3.0)
Estudio ‘Percepción de los estudiantes sobre el desarrollo de competencias a través de diferentes metodologías activas’ (Universidad de León)
Ejemplo de proyecto de gamificación en el aula