El Blended Learning o aprendizaje híbrido (presencial + virtual) abre la puerta a un tipo de enseñanza en la que –con un acceso combinado a contenidos mediante plataformas digitales y presencialidad– el profesorado puede centrarse más en los problemas de los estudiantes dando autonomía a los alumnos, quienes pueden aprender a su propio ritmo. Hablemos de sus beneficios y de cómo aplicarlo en el ámbito educativo.
El Flipped Classroom (FC) es un modelo pedagógico que transfiere el trabajo de determinados procesos de aprendizaje fuera del aula, y utiliza el tiempo de clase, además de la experiencia del docente, para facilitar y potenciar otros procesos de adquisición y práctica de conocimientos que suceden dentro de aula.
El blended learning o aprendizaje mixto, mezclado o semipresencial es aquel que combina la enseñanza en entornos físicos y virtuales. Además, en palabras de Heinze y Procter en 2004 “El Blended Learning es el aprendizaje facilitado a través de la combinación eficiente de diferentes métodos de impartición, modelos de enseñanza y estilos de aprendizaje, y basado en una comunicación transparente de todas las áreas implicadas en el curso”.
Si hay algo que en principio puede dificultar la experimentación con la Flipped Classroom o clase al revés es la imposibilidad de que un solo profesor pueda crear o encontrar todas las videolecciones curriculares de su materia. Si ese trabajo se distribuye entre un equipo de personas trabajando colaborativamente, el objetivo puede alcanzarse en un tiempo sustancialmente menor, durante el cual cada miembro del equipo podrá dedicarse a las áreas que más les gustan o en las que se consideran más competentes.
Ya os hemos hablado antes del concepto de clase al revés, y creemos que seguiremos haciéndolo durante mucho tiempo porque, si bien no es la solución para todos los problemas de las aulas del s.XXI, sí nos parece una alternativa metodológica fácil de implementar y con resultados inmediatos.