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Procedimientos: un tipo de contenidos diferente

Durante buena parte de la historia de la educación lo que se consideraba el “verdadero saber” era la acumulación de los conocimientos ya constituidos, e incluso en la actualidad los medios de comunicación suelen asociar una buena educación con la acumulación de conocimientos y de manera indirecta el buen sistema educativo con el de transmisión de conocimientos.

¿Qué es?

Durante buena parte de la historia de la educación lo que se consideraba el “verdadero saber” era la acumulación de los conocimientos ya constituidos, e incluso en la actualidad los medios de comunicación suelen asociar una buena educación con la acumulación de conocimientos y de manera indirecta el buen sistema educativo con el de transmisión de conocimientos.

Por este motivo, como señala Cesar Coll, los contenidos educativos gozaron de muy mala prensa en las propuestas progresistas sobre educación, especialmente las basadas en las teorías cognitivistas de Jean Piaget y la Escuela de Ginebra, que hacían hincapié en la creatividad, el aprendizaje por descubrimiento y el papel fundamental de la actividad del alumnado en su propio aprendizaje.

Para aunar estas dos posturas aparentemente contrapuestas, en los años 1990 se replantea el concepto de “contenido educativo” haciéndolo más inclusivo, se habla del conjunto de saberes o formas culturales cuyo aprendizaje por parte del alumnado permite su desarrollo y socialización, es decir que no solamente existen contenidos transmitidos por el medio escolar, sino que también son necesarios toda una serie de contenidos que se transmiten en el sistema social y familiar.

Se puede decir que no es que los contenidos tuvieran un peso excesivo en el modelo de escuela tradicional, lo que tenía un peso excesivo eran un tipo concreto de contenidos: los contenidos conceptuales, es decir los datos, los hechos, los conceptos. De esta manera la escuela comienza a incorporar toda una serie de contenidos, que hasta ese momento estaban fuera de las instituciones educativas: son los procedimientos, las actitudes, los valores y las normas.

Pero enseñar un nuevo tipo de contenidos implica también emplear nuevos sistemas para comprobar que se han aprendido. Así se puede ver, cómo para evaluar procedimientos es necesario comprobar dos circunstancias:

  • Que se conocen las acciones o decisiones que conforman el procedimiento, así como el orden en el que deben realizarse y en qué condiciones.

  • Que se usan y aplican esos conocimientos en las situaciones requeridas.

Un instrumento de evaluación de un procedimiento debería poder aplicarse en cada una de las situaciones en las que se utiliza el procedimiento, pero esa posibilidad no siempre es fácil reproducirla en un aula, o puede ser muy costosa económicamente u ocupar excesivo tiempo. Por este motivo, a veces, puede ser útil realizar simulaciones que permitan reproducir en el aula, la situación real en la que deberá aplicarse el procedimiento.

Para esta finalidad las tecnologías de la información y la comunicación ofrecen un recurso muy interesante: Los simuladores educativos, que son programas o servicios informáticos, que permiten la reproducción de una situación que puede llegar a suceder en la realidad.

En una de las áreas donde puede ser más útil su uso, es en la Formación Profesional, por lo que el Ministerio de Educación ha creado una serie de simuladores dirigidos a diferentes familias profesionales. Pero no es el único ámbito donde podemos encontrarlos, también existen simuladores que pueden utilizarse en Primaria y en Secundaria.

Evidentemente, simulación no es experiencia pero estas y otras herramientas digitales pueden resultar de gran ayuda en la evaluación de procedimientos.