Mediante los paisajes de aprendizaje, los estudiantes pueden conocer los distintos contenidos de las materias de una forma interactiva, a través de una historia creada por el docente y con una serie de actividades que resolver. Esta herramienta pedagógica, que representa visualmente una serie de contenidos curriculares, resulta ideal para todos los niveles educativos y en ella se aplican las Inteligencias Múltiples, la Taxonomía de Bloom y diferentes metodologías activas.
Personalizar y adaptar el aprendizaje a las necesidades de los estudiantes es el principal objetivo de los paisajes de aprendizaje, una herramienta pedagógica aplicable para todos los niveles educativos que representa de forma visual una materia o parte de ella. En los paisajes de aprendizaje toman relevancia las Inteligencias Múltiples del psicólogo Howard Gardner asociadas a distintas habilidades cognitivas del ser humano; la Taxonomía de Bloom, una herramienta de aprendizaje dividida en seis niveles (recordar, comprender, aplicar, analizar, evaluar y crear) y que permite a los docentes evaluar el progreso de los alumnos a través de los citados elementos cognitivos; y también diferentes metodologías activas, como el Visual Thinking, el aprendizaje cooperativo, el Design Thinking o la gamificación, entre otras.
Al tratarse de una representación visual de una materia o contenido, los paisajes de aprendizaje tienen una apariencia similar a la de una página web, que se puede personalizar y a la que se pueden añadir enlaces a páginas, vídeos, podcasts o recursos. Para los estudiantes es una especie de ‘escenario’ en el que encontrarán distintas actividades (algunas de ellas gamificadas), todas ellas hiladas a través de una historia o relato, y que tienen vinculación tanto a las ocho Inteligencias Múltiples de Gardner, al método aplicado en la Taxonomía de Bloom como a las diversas metodologías activas que el profesorado quiera aplicar.
Oportunidades en el aula
El escenario representado en el paisaje de aprendizaje puede contar con las mismas actividades para todos los estudiantes o con distintos itinerarios a escoger. De este modo, los beneficios de utilizar esta herramienta se centran en el fomento de la autonomía de los estudiantes, pero también en el impulso de la imaginación y motivación por avanzar en el paisaje de aprendizaje.
Pero, ¿cómo se crea un paisaje de aprendizaje desde cero? La forma más sencilla de llevarlo a cabo es con el apoyo de una matriz como esta, un documento dividido en 48 casillas, que cuenta en su parte superior con las ocho Inteligencias Múltiples y en su lado izquierdo con los seis niveles de la Taxonomía de Bloom. En las casillas hay que incluir los contenidos (propios del currículo) que formarán parte del paisaje de aprendizaje, es decir, las actividades que tendrán que realizar los estudiantes. A su vez, los contenidos pueden ser obligatorios, opcionales o de refuerzo.
Un ejemplo: una de las actividades (estipulada como obligatoria) trabajará la inteligencia musical del alumnado y estará vinculada al nivel ‘Crear’ de la Taxonomía de Bloom. En la matriz se indicará el título de la actividad, los objetivos de aprendizaje, el reto a resolver y su resultado, los materiales que tienen que utilizar, el tiempo de ejecución de la tarea y los criterios y métodos de evaluación (rúbricas, portfolio…).
Tras contar con la base, el siguiente paso es ‘traducir’ las actividades estipuladas en la matriz a un relato que formará parte del paisaje y que es el que seguirán los estudiantes. Una manera sencilla de crear el paisaje es a través de Genially o Thinglink, dos softwares para realizar presentaciones animadas, ya que son muchos los docentes que han creado plantillas con las que comenzar a familiarizarse con esta técnica.
Aplicación
Los paisajes de aprendizaje pueden utilizarse en cualquier asignatura y en todos los niveles educativos, pero, ¿cuáles son los recursos apropiados para cada uno de los niveles? En el caso de Infantil se puede hacer uso de canciones, pequeños vídeos o dibujos para las actividades que aparezcan en el paisaje. En Primaria, los elementos utilizados pueden resultar más interactivos con el alumnado. El uso de vídeos o imágenes con las que tengan que resolver retos o enigmas puede ser una opción. Por último, los recursos utilizados para el alumnado más mayor, de Secundaria y Bachillerato, también pueden incluir un lenguaje similar al utilizado en las redes sociales (con Gifs, memes…) o exponerle las actividades como un ‘escape room’ que resolver en un tiempo determinado.
Estos son algunos de los ejemplos de paisajes de aprendizaje para Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato y que pueden servir de inspiración para nuevos proyectos.
Libro: ‘Paisajes de aprendizaje’ de Rosario Fernández, Alfredo Hernando Calvo, Alfredo y Monserrat Poyatos Dorado.
Cómo hacer un paisaje de aprendizaje. ‘Curso tutores en Red’ del INTEF. Raquel Prieto, docente de Secundaria y experta en Metodologías Activas.
Más ejemplos de paisajes de aprendizaje. EducaLab INTEF
Paisajes y espacios de aprendizaje. XIV Encuentro Inspiratics.