En 1933 Harry Beck, un diseñador electrónico que trabajaba en en el London Transport, aplicó sus conocimientos en la codificación de los colores de los cables y de la representación de diodos, empalmes y resistencias al diseño de un mapa para orientarse en el transporte del metro. Una codificación por colores de las diferentes líneas de metro, unos puntos para los enlaces de unas líneas con otras, la eliminación de las distancias reales para indicar sólo los puntos de las estaciones en las que para cada una de las líneas y una simplificación del diseño para incluir únicamente los giros de 45º.
En 1933 Harry Beck, un diseñador electrónico que trabajaba en en el London Transport, aplicó sus conocimientos en la codificación de los colores de los cables y de la representación de diodos, empalmes y resistencias al diseño de un mapa para orientarse en el transporte del metro. Una codificación por colores de las diferentes líneas de metro, unos puntos para los enlaces de unas líneas con otras, la eliminación de las distancias reales para indicar sólo los puntos de las estaciones en las que para cada una de las líneas y una simplificación del diseño para incluir únicamente los giros de 45º.
Hoy en día no entenderíamos que se representase de otra manera el transporte urbano. Este mapa, revolucionario en su momento, ayudó a organizar y entender el transporte, y quizás ayudó también a organizar y a entender un poco mejor el mundo.
Los mapas hacen el mundo más comprensible y también más real, pero la lectura de un mapa implica dos competencias complejas y diferentes, por un lado una competencia psicomotriz y por otro una competencia lingüística.
Para que el uso de los mapas le aporte a los contenidos educativos una mayor riqueza de información, es necesario que desde la escuela se trabaje su lectura desde las dos competencias que se ha señalado.
Para desarrollar la competencia lingüística en la lectura de mapas dentro del aula deberás considerar las siguientes cuestiones:
Utiliza representaciones próximas al ámbito experiencial del alumnado. Comienza por emplear representaciones del contexto próximo a la escuela y a su casa: la calle, las tiendas, el parque, la escuela, el domicilio, etc.
Una vez superado ese primer nivel, pasa posteriormente a las representaciones del barrio, la ciudad o el pueblo en donde se vive y finalmente a espacios de mayores dimensiones y que suponen una mayor abstracción.
Emplea una simbología en los planos de manera relevante y adecuada a la capacidad cognitiva del alumnado. Deberás trabajarla previamente y de manera independiente para poder ser reconocida con posterioridad en los mapas.
Analiza qué es lo que representa cada mapa y házselo comprender al alumnado. En un mismo mapa, los colores en unos casos pueden indicar densidad de población, en otros temperaturas, en otros el nivel de riqueza, etc.
Pero para leer un mapa es necesario tener también una competencia psicomotriz, por lo que será adecuado realizar en la escuela actividades del tipo:
Salir del aula y de la escuela para reconocer el espacio que la rodea.
Identificar los elementos del terreno, como pueden ser accidentes geográficos y otros elementos significativos.
Identificar direcciones en el terreno.
Relacionar los elementos identificados en la realidad con su representación en un mapa.
Para poder incorporar mapas a tus contenidos educativos existen múltiples herramientas que hacen esta tarea fácil y accesible algunas de ellas son, por ejemplo:
Geocommons (en inglés)
Cualquiera de ellas permiten que tú o tu alumnado podais emplear los mapas como un recurso educativo que ayudará a localizar en el espacio los acontecimientos que esteis trabajando en el aula.