Proveniente de Japón, esta metodología Lesson Study está extendiéndose por el resto de países asiáticos, Norteamérica y Europa. Gracias a ella, se analizan las prácticas docentes y se elabora un informe que se comparte con el resto de la comunidad educativa. ¿El objetivo? Mejorar la labor de los educadores.
Lesson Study (LS) es una metodología de investigación que proviene de Japón y ha tenido una gran repercusión en Norteamérica y en países europeos como Suecia o Reino Unido. Otros países asiáticos, como Singapur o China, también apuestan por su aplicación en centros educativos.
Se lleva a cabo de forma colaborativa entre educadores con el objetivo de mejorar de forma progresiva el proceso de enseñanza y aprendizaje a partir del análisis de las prácticas, relaciones interpersonales, hábitos y herramientas que emplean los docentes en sus aulas. Para ello, promueve el trabajo cooperativo entre profesores, ya que se entiende que con la observación y el análisis de la práctica no es suficiente, y se requiere de un diálogo entre compañeros de la misma profesión (sean del mismo centro o no) para compartir opiniones, experiencias y también evitar el aislamiento tradicional de la función docente.
También estimula la formación del educador y, de hecho, se empieza a considerar como una alternativa a los seminarios y webinars destinados a docentes. Por otro lado, otra de sus ventajas es que hace a los alumnos protagonistas y partícipes de su propio proceso de aprendizaje.
En definitiva, la LS es una invitación a ser críticos con el material y las actividades que los docentes ofrecen a los estudiantes para su aprendizaje. Por eso, permite valorar las diferencias del modus operandi de los alumnos en una actividad individual frente a una actividad grupal y observar cómo los experimentan.
En el caso de las tareas grupales, por ejemplo, algunas preguntas necesarias son: ¿El reparto de roles ha sido adecuado? ¿Y la gestión del tiempo? ¿Ha funcionado el trabajo colaborativo entre el equipo? ¿Hay estudiantes que se pierden y se ‘esconden’ tras su equipo? Toda esta observación e investigación se centra en la labor docente, no en los alumnos. Esto quiere decir que si los alumnos no han sabido hacer bien la actividad, son los profesores los que tienen la responsabilidad de mejorar la tarea.
A través de la Lesson Study, los educadores revisan y reformulan la metodología que aplican en el aula, los contenidos que enseñan y valoran la eficacia de las herramientas que utilizan para enseñar. Para ello, deben seguir una serie de nueve pasos:
(1) Definir el problema (2) Diseñar (cooperativamente con compañeros docentes) una lección para ponerla a prueba (3) Realizar y observar la lección (4) Recoger la evidencia y reflexionar (5) Analizar y revisar la lección (6) Repetir la lección en otra clase (7) Revisar las nuevas evidencias (8) Establecer conclusiones (9) Compartir los resultados con la comunidad educativa
Una de las ideas fundamentales para que el Lesson Study sea fructífero es que las actividades que se diseñen (individuales o grupales) impliquen a los estudiantes en procesos mentales relevantes y de alto nivel, para que sea visible su proceso de pensamiento. De este modo, será más fácil la observación y, por tanto, las conclusiones serán de mayor ayuda para mejorar. Es necesario, asimismo, que entre todos los profesionales se redacten de antemano los objetivos que se quieran lograr, aclarar las razones de la propuesta y documentarse de antemano para diseñar y escribir el guión de la actividad. Además, durante la observación, los docentes deberán hacerse preguntas: ¿Realizan adecuadamente la tarea? ¿Tienen alguna dificultad con alguna parte de la actividad? ¿Cuáles son y a qué se deben?
Tras pasar por todas las fases de la Lesson Study, se realiza un informe final que detalla cómo se ha llevado a cabo la propuesta (con sus objetivos, fortalezas y debilidades, las evidencias recogidas de la actividad…) con el objetivo de poner en conocimiento de la comunidad educativa dicha experiencia y mejorar la labor docente.