Los medios sociales han llegado para quedarse y son utilizados por la mayoría de los estudiantes casi a cualquier edad. Según el último estudio sobre conectividad móvil de Protégeles, publicado con motivo del Día de la Internet Segura el 11 de febrero de 2014, el 30% de los niños y niñas de 10 años en España ya dispone de teléfono móvil, cifra que asciende hasta el 70% a los 12 años y al 83% con 14 años. Además, el 72% de estos menores entre 11 y 14 años acceden a las redes sociales.
Los medios sociales han llegado para quedarse y son utilizados por la mayoría de los estudiantes casi a cualquier edad. Según el último estudio sobre conectividad móvil de Protégeles, publicado con motivo del Día de la Internet Segura el 11 de febrero de 2014, el 30% de los niños y niñas de 10 años en España ya dispone de teléfono móvil, cifra que asciende hasta el 70% a los 12 años y al 83% con 14 años. Además, el 72% de estos menores entre 11 y 14 años acceden a las redes sociales.
Principalmente hacen uso de la mensajería instantánea, donde Whatsapp es el rey, y crece el uso de Snapchat (aplicación de mensajería de contenido efímero donde los mensajes, principalmente fotos, desaparecen a los 10 segundos como máximo de ser vistos por el receptor). Además, Instagram, donde se comparten fotografías a través del móvil, es una de las redes sociales que más está creciendo. Twitter se utiliza más que Facebook en estas edades, y Tuenti, la principal red social española adolescente, ha caído en todos los niveles. YouTube, la red de vídeos más famosa del mundo, es el segundo buscador más utilizado y para los más pequeños puede ser hasta una de sus principales herramientas aunque no dispongan de cuenta, sino para ver y compartir vídeos con sus iguales.
Sin embargo, a pesar de que son usuarios muy activos de estos medios digitales, no siempre son conscientes de todas sus implicaciones, como qué es privado y qué público, qué contenido se puede compartir y cuál no, cómo se comunican con usuarios diferentes, etc. Con todo, es claro que estas herramientas son elementos de socialización para los y las adolescentes en tanto que les relaciona con su entorno, y no disponer de ellos les puede llevar a quedar fuera del grupo.
Estos aparentes retos pueden ser una gran oportunidad para aprender conocimientos propios del currículo y diversas competencias, así como para educar en un buen uso de la Red. De hecho, los medios sociales pueden configurarse como una herramienta educativa motivadora. Existen redes sociales específicas para cada área de conocimiento, por lo que dependiendo de la asignatura podrán ser utilizadas unas u otras, si bien las redes sociales generalistas mencionadas anteriormente, las que ellos ya conocen, permiten aprender en todos los ámbitos.
El uso de los medios sociales es una herramienta para conseguir los objetivos de aprendizaje propuestos inicialmente. No obstante, su uso también permite:
Innovación
El proceso innovador puede radicar en la propia herramienta utilizada, en el proceso de trabajo o en la metodología pedagógica, por lo que dependerá de la actividad realizada.
Con todo, bien es cierto que la participación y la apertura al mundo pueden ser una innovación en sí mismas, en las que el aprendizaje sale del aula y puede llegar a la otra parte del planeta.
El uso de los medios sociales en el aula se puede unir a todas las metodologías pedagógicas que utilice el o la docente, ya que son una herramienta que se puede utilizar para la consecución del aprendizaje previamente marcado.
Así, es importante inicialmente pensar en qué actividades de las que ya se realizan con los alumnos se
pueden trabajar con los medios sociales o concretar, desde el inicio, el uso de la Red dentro de un proyecto a
desarrollar. Como en otros procesos de enseñanza-aprendizaje, se debe realizar la concreción de los objetivos según una detallada descripción del alumnado con el que se trabaja. Esto permite, por un lado, conocer qué contenidos de Internet son de interés para los alumnos y, por otro, saber qué redes son las que utilizan para acercar el conocimiento a su realidad.
Posteriormente se concretan las dinámicas de trabajo y necesidades del proyecto: ¿Se necesita crear contenido o encontrarlo? ¿Audio, vídeo, imagen o texto? ¿Trabajarán de manera colaborativa? ¿Se comunicarán entre ellos o con el mundo a través de Internet? Por ejemplo, es posible aprender inglés corrigiendo tuits de famosos con una cuenta de Twitter de la escuela; mantener un blog colaborativo entre todos los alumnos de Secundaria que cursan la asignatura de música de un centro; crear un programa de radio online entre los niños y niñas de Primaria con toda la actualidad del cole; dar la vuelta al mundo probando la teoría de los 6 grados de separación en Facebook, o desarrollar una web con texto, foto y vídeo sobre el proceso de trabajo del equipo participante en la First Lego League.
Este proceso de ideación puede realizarse con los y las estudiantes informándoles de los parámetros de qué queremos conseguir (por ejemplo: aprender a hacer ecuaciones, conocer los ríos de la provincia, aprender las normas de un deporte o mejorar la ortografía) y con qué herramientas contamos o con cuáles pueden contar (una cuenta de Twitter, un chat grupal o un documento colaborativo de Google Drive). A partir de aquí, pueden surgir diversas ideas que les motiven a seguir trabajando en el proyecto.
Es importante que el profesorado prevea ciertas decisiones importantes en el uso de las redes sociales en educación: de qué tiempo se dispone (fechas y horas de clase), dispositivos necesarios (ordenadores, móviles o tabletas…), la edad (si el alumnado es menor de 14 años no puede disponer de cuentas en todas las redes sociales, pero se pueden crear cuentas de proyecto, de centro o en redes específicas para niños), disponibilidad de conexión a Internet en el aula, materiales didácticos que se van a utilizar o a crear con los alumnos y, por supuesto, el método de evaluación.
Por supuesto, se pueden utilizar varios medios sociales para un mismo proyecto, e incluso los alumnos pueden convertirse en los gestores de comunidad del centro o de uno de sus proyectos transversales.