Lejos han quedado ya las aplicaciones de las teorías conductistas a los sistemas de enseñanza de los países desarrollados.
Desde las teorías de Pavlov, Thorndike, Watson y Skinner entre otros, hasta la aplicación del diseño por ordenador de estándares para ambientes de aprendizajes (los conocidos como SCORM en Estados Unidos). Todos, en poco tiempo, mostraron sus debilidades al no ser útiles para aprendizajes complejos, ni para atender a las sutiles diferencias entre las personas, ni para adaptarse a las necesidades cambiantes del ser humano.
Lejos han quedado ya las aplicaciones de las teorías conductistas a los sistemas de enseñanza de los países desarrollados.
Desde las teorías de Pavlov, Thorndike, Watson y Skinner entre otros, hasta la aplicación del diseño por ordenador de estándares para ambientes de aprendizajes (los conocidos como SCORM en Estados Unidos). Todos, en poco tiempo, mostraron sus debilidades al no ser útiles para aprendizajes complejos, ni para atender a las sutiles diferencias entre las personas, ni para adaptarse a las necesidades cambiantes del ser humano.
Pronto comenzaron a implantarse las soluciones de la mano de las teorías cognitivas del aprendizaje y el constructivismo, asentadas en las teorías cognitivas de Piaget, Vigotsky o Ausubel. Una nueva manera de entender la inteligencia, más adecuada a las necesidades cambiantes del ser humano, se implanta poco a poco en los sistemas educativos. Es el caso, por ejemplo de nuestra Ley Ordenación General del Sistema Educativo de 1990.
Un modelo educativo basado en estas teorías cognitivas requiere un nuevo enfoque de las actividades del aula. Se precisan ahora actividades que permitan dar respuestas diferentes, más elaboradas y que muestren competencias cognitivas más complejas. Aunque siguen teniendo utilidad las actividades de completar frases, de marcar la respuesta correcta, de seguir con el ratón un camino, parece claro que ya no son suficientes para los alumnos de las sociedades del s. XXI
Desde estas nuevas perspectivas, sin duda alguna las herramientas TIC ofrecen un sinfín de alternativas que facilitan el trabajo con los alumnos y permiten crear actividades tan creativas como los mapas conceptuales CmapTools, o las líneas de tiempo TimeRime.
Este tipo de actividades con nuestros alumnos implican siempre comportamientos cognitivos complejos, además de permitir el trabajo colaborativo y desarrollar la creatividad (permitiendo múltiples respuestas) al no buscar una única respuesta.