Algunas actividades de Mindfulness para poner en práctica con los alumnos en las aulas que incentivan aspectos como el control de la respiración, la atención a las sensaciones corporales, la regulación y liberación del estrés, la gestión de pensamientos y emociones o el fomento de la empatía mediante el contacto físico.
La práctica continuada del mindfulness o atención plena puede resultar beneficiosa para los estudiantes de Primaria y Secundaria. Cuando se realizan este tipo de actividades en el aula con cierta frecuencia los alumnos empiezan a sentir sus beneficios: mejora de la concentración y atención a las tareas, aumento de la empatía hacia los compañeros disminuyendo así los posibles conflictos, cohesión de grupo, regulación emocional...
Para lograrlo, el profesorado puede realizar distintas actividades que incentiven aspectos como el control de la respiración, la atención a las sensaciones corporales, la regulación y liberación del estrés, la gestión de pensamientos y emociones o el fomento de la empatía mediante el contacto físico.
Los siguientes ejercicios pueden llevarse a cabo en pequeños grupos o de manera individual y se pueden realizar en pocos minutos.
1.- Atención a la respiración
Observar la respiración resulta muy útil para que los estudiantes tanto de Primaria como de Secundaria se relajen, calmen el estrés que les pueden provocar algunas tareas como la preparación de exámenes y también consigan una mayor concentración. Uno de los ejercicios para atender a la respiración es una sencilla actividad denominada ‘Sentarse como una rana’. Para practicarla, el alumnado tiene que visualizar el comportamiento de este animal: primero da unos grandes saltos para después sentarse y quedarse muy quieta en el sitio. Es en ese momento cuando los estudiantes tienen que actuar de la misma forma que el anfibio (parar y sentarse) y ser conscientes de cómo sube y baja su abdomen cuando inhalan y exhalan el aire al respirar. Con una práctica continuada consiguen además que sus reacciones sean menos impulsivas.
2.- Escáner corporal
Se trata de ‘supervisar’ cómo se encuentra cada parte del cuerpo, qué sensaciones corporales se sienten comenzando por los pies y acabando en la cabeza. El objetivo es liberar al cuerpo de todas las tensiones del día a día e iniciarse en la autoconciencia. Los estudiantes deben colocarse tumbados boca arriba, con las manos estiradas a lo largo del cuerpo y las piernas relajadas. Después, deben cerrar los ojos y centrarse en su respiración sin forzarla. Cuando se encuentren relajados, pueden comenzar el ‘viaje interior’ recorriendo cada parte de su cuerpo e imaginando que un rayo de sol les va iluminando el camino. De este modo se concentran en la actividad y acaban relajando cada zona de manera consciente.
3.- La meditación de los pensamientos
La técnica de los globos resulta útil para que los estudiantes se liberen por unos momentos de los pensamientos que distraen su mente y que no dejan paso a la tranquilidad y la reflexión. Para ello, el alumnado se puede colocar sentado o tumbado con los ojos cerrados. Tras centrar la atención en la respiración, se les propone que los pensamientos que vayan surgiendo en su mente los vayan visualizando y poco a poco los conviertan en globos de colores que se alejan lentamente hacia el cielo. Si llega un nuevo pensamiento se repite el mismo procedimiento: un globo por cada uno de ellos. Cuando todos los pensamientos se encuentran lejos, los estudiantes pueden prestar atención a su respiración y finalizar la práctica realizando diez respiraciones lentas y suaves.
4.- La ducha de la sensaciones
Simulando el acto de ducharse, se trata de un ‘masaje’ en el que los estudiantes trabajan la empatía, la cooperación y el respeto hacia los demás. La actividad se desarrolla en grupos de tres a cinco estudiantes formando un círculo. En el medio se encuentra otro compañero, el que va a recibir el masaje. El objetivo es que el alumnado que hace de ‘ducha’ simule el sonido del agua, la sensación que provoca el jabón sobre el cuerpo y el cabello o el secado a través del soplo. De este modo, y recreando sensaciones placenteras y relajantes, el ambiente del aula se relaja. Tras acabar con la ‘ducha’, todos los compañeros pueden dar un abrazo al niño que se encuentra en el centro y repetir la actividad con el siguiente compañero.
5.- El sonido del silencio
Consiste en escuchar, de forma activa, el sonido de un instrumento que cuente con una gran vibración (cuenco tibetano, crótalos, campana…) hasta que éste deje sonar y de paso al silencio. Es en ese momento cuando el alumnado, consciente del silencio que inunda el aula, debe levantar la mano. Así, los estudiantes centran su atención en un único sonido siendo capaces de llegar a escuchar, de verdad, el silencio que les rodea. Esta actividad resulta útil para la concentración de los estudiantes y para mejorar la atención en el momento presente.
Método Eline Snel. Mindfulness para niños
Creciendo con mindfulness. En casa y en la escuela. Libro de Mariló Gascón Aguilar
Blog sobre mindfulness en niños.
Recursos para aplicar el mindfulness en el aula. De Educación 3.0
Estudio Universidad de Zaragoza. “Impacto de una intervención breve basada en mindfulness en niños: Un estudio piloto”